miércoles, 25 de enero de 2017

LA DOBLE CARA DE LOS BIOCOMBUSTIBLES

Los biocombustibles se empezaron a usar a principios del siglo XX. Sin embargo el descubrimiento del petróleo abarató el coste de la gasolina y el diesel y así, los biocombustibles pasaron a un segundo plano. Pero ¿qué son exactamente los biocombustibles? Son cualquier tipo de combustible que deriva de la biomasa y se crea a partir de organismos recientemente vivos o sus desechos metabólicos. Hay tres tipos de biocombustibles: de primera generación, los de segunda generación y los de tercera generación.

En cuanto a los de primera generación, se producen a partir de cosechas que pueden ser destinadas a la alimentación humana y del ganado. Dentro de este tipo, están los conocidos biodiésel, que se obtiene a partir de aceites vegetales y animales, y bioetanol, el cual se fabrica por el alcohol surgido a partir de la fermentación del azúcar.




Este tipo de biocombustibles, los de primera generación, tienen tanto ventajas como inconvenientes. Por una parte, son una gran fuente de energías renovables y permiten el desarrollo de las poblaciones rurales, que se dedican a la producción de este combustible en cualquier parte del mundo. Además, disminuye las emisiones de CO2, ya que el CO2 está sometido a un ciclo de reutilización. También reduce los riesgos de toxicidad en  los suelos, ya que al ser  biodegradable  no daña los suelos.
Por otra parte, los biocombustibles tienen menor cantidad de energía que los combustibles fósiles. Esto provoca la pérdida de zonas para cultivar alimentos, aumentando así la desigualdad entre los campesinos. Otro peligro que puede causar es que las plantaciones de biocombustibles superen a las de alimentos. Por consiguiente, los países en vías de desarrollo verán mermada una de sus principales fuentes de riqueza, la agricultura. Al  no estar muy desarrollados los procesos  mediante los cuales se obtiene el combustible contamina bastante.

En cuanto a los combustibles de segunda generación, se obtienen de materia que no puede ser destinada a la alimentación y pueden utilizarse áreas marginales para producirlas. Por esta razón, pueden aprovecharse más tipos de especies para producir biocombustibles, respetando las zonas o campos de cultivo. Sin embargo, requieren una tecnología muy compleja para su obtención lo que encarece los costes.Por último, los biocombustibles de tercera generación, se obtienen a partir de algas o microalgas. Tienen como gran ventaja que tienen un gran rendimiento energético. Además, son neutrales en las emisiones de CO2 y se producen en terrenos no destinados a la agricultura, con instalaciones de círculo cerrado. Sin embargo, requieren unas condiciones de temperatura muy controladas y el fósforo, un recurso escaso.

Esperamos que en un futuro cercano estos biocombustibles se investiguen y se invierta más para así abaratar los costes, disminuyendo los inconvenientes. De esta manera, podremos utilizar un tipo de combustible amigo de nuestro planeta y no ser esclavos del petróleo.


Ana Busto y Leire Peña

1 comentario:

  1. Desde luego hay que buscar buenas alternativas al petróleo. Efectivamente los biocombustibles tienen importantes ventajas, pero también desventajas que en algunos casos hacen que no puedan desarrollarse como debieran. Si se consiguiera salvar esos problemas, la alternativa de los biocombustibles sería una buena opción. Aunque nunca debe restar recursos a los que ya tienen pocos, ni quitarles el alimento

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