La transformación sufrida por la villa de Bilbao en la superficie no hubiera sido posible sin el enorme
cambio que ha vivido bajo sus aguas. Aquella "cloaca" atravesando la ciudad como en la década de los 80, aquel cauce lleno de residuos, es hoy un estuario sano en el que habitan aproximadamente 20 especies acuáticas en su tramo bilbaíno.
En 1989 la sustancia
que fluía por el cauce no podía recibir el nombre de agua. Aquella situación hacía casi imposible la vida en la zona interior
de la ría, mientras que en la zona media y exterior la fauna era muy escasa. Además, el olor que desprendía el agua era muy desagradable debido a la gran
cantidad de bacterias fecales que se almacenaban en la ella. Por ello, el baño en las playas de la zona no estaba permitido.
Contaminación
El estado "crítico" era el resultado de décadas de contaminación sin ningún tipo de control. A finales del siglo XIX Bilbao creó un sistema de saneamiento que consistía en una red de
colectores que vertían directamente al cauce las aguas residuales. El
sistema era avanzado para su época, sin embargo, fue incapaz de detener el crecimiento que sufrió la ciudad durante el siglo posterior.
Los residuos creados por la industria pesada hicieron que el estuario se convirtiera en uno de los más contaminados de Europa. En los años de mayor actividad industrial, la ría de Bilbao llegó a recibir hasta 2.000 toneladas diarias de residuos, entre los que había ácidos, metales, compuestos cianurados y nitrogenados.
Los residuos creados por la industria pesada hicieron que el estuario se convirtiera en uno de los más contaminados de Europa. En los años de mayor actividad industrial, la ría de Bilbao llegó a recibir hasta 2.000 toneladas diarias de residuos, entre los que había ácidos, metales, compuestos cianurados y nitrogenados.
La eliminación de estos vertidos
era necesaria para que el agua de la ría recuperara los niveles de oxígeno recomendados.
En 1990, la red de saneamiento llevó esos residuos
hacia plantas depuradoras iniciando el lento camino de la regeneración.
En 2001 se puso en marcha el tratamiento biológico de las aguas residuales. Este tratamiento tenía la capacidad de eliminar hasta el 95% de la sustancia contaminante. Este tratamiento fue indispensable para que el estuario comenzara progresivamente a ser un lugar adecuado para la vida.
En 2001 se puso en marcha el tratamiento biológico de las aguas residuales. Este tratamiento tenía la capacidad de eliminar hasta el 95% de la sustancia contaminante. Este tratamiento fue indispensable para que el estuario comenzara progresivamente a ser un lugar adecuado para la vida.
Recuperación de la biodiversidad
En 2002 se descubrieron las tres
primeras especies de animales acuáticos en el fondo de la ría. Unos meses después de que se pusiera en marcha el tratamiento biológico. Aparecieron animales
más resistentes a la contaminación, como el karramarro, la quisquilla gris o el
cabuxino.
En los años siguientes se encontraron
anguilas y mubles y a mediados de la década descubrieron en la ría, a su paso
por Bilbao, lenguados, platijas o mojarras.
Final del tratamiento
Final del tratamiento
El lecho se había
regenerado rápidamente mejorando la calidad del agua. En 2006 el Consorcio
de Aguas decidió no realizar el dragado de la ría porque remover los sedimentos
contaminados podía poner en peligro la fauna, es decir, el Nervión
sigue almacenando en su fondo el recuerdo de décadas de contaminación. La
regeneración de las aguas se puede dar por acabada con éxito. Sin embargo, el
estuario no ha logrado distanciarse tan fácilmente de su pasado ya que existe una
gran pérdida de hábitats. Esto significa que arenales, dunas o marismas que hace años formaban el paisaje de las orillas del Nervión son, actualmente,
irrecuperables.